La contaminación atmosférica: Un asesino silencioso.
- Ignacio Loera
- Oct 15, 2023
- 2 min read
24/09/2023
Ignacio Moreira Loera
En los últimos cien años los seres humanos hemos contaminado nuestro planeta de forma exacerbada, según la plataforma Our World in Data, en 1921 los humanos produjimos un aproximado total de 10.19 billones de toneladas de gases de efecto invernadero; para el 2021 esta cifra había ya superado los 54 billones de toneladas anuales.
Entre los gases de efecto invernadero, los más comunes son el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso; sin embargo, estos no son los únicos químicos contaminantes hoy en día, ya que existen otros elementos que flotan en el aire y dañan nuestro cuerpo, como son las partículas metálicas, el hollín, y la ceniza, producto de diversas actividades humanas; estos compuestos inundan nuestras ciudades y hogares, causando daños a nuestro organismo y acortando nuestra expectativa y calidad de vida.
En los primeros tres meses del 2023, Estados Unidos libero un total de 941 millones de toneladas de estos gases nocivos; México, en el 2020, un aproximado de 804 millones de toneladas, y si le damos un vistazo a las gráficas anuales, el incremento de estas emanaciones, a pesar de los esfuerzos de las organizaciones ambientales, sigue incrementando de forma acelerada. Estos contaminantes no solo afectan la capa de ozono, la barrera que nos protege de la radiación solar y que sostiene la vida en la tierra, sino también perjudican nuestro cuerpo de forma directa. Un estudio científico (Naiyer, S., Abbas, S.S. (2022)) evidencia que la exposición crónica a estos contaminantes puede afectar de manera radical al organismo humano, especialmente al sistema respiratorio, cardiovascular, al sistema nervioso central e inclusive a los aparatos reproductivo y digestivo.
Aterrizando lo dicho a una escala local, ponemos como ejemplo al municipio de Santa Catarina, Nuevo León, en donde a la fecha de escrita esta columna, la concentración de partículas PM2.5, materiales como metales, ceniza, polvo u hollín, es 4.2 veces mayor a los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud. Apodaca es otro ejemplo, en donde la contaminación generada por la industria satura el aire y eleva la presencia de estas sustancias a más del doble recomendado por la OMS.
Lamentablemente, las cifras alarmantes no acaban aquí, los efectos combinados de la contaminación ambiental exterior, junto con la de nuestros hogares, se asocian actualmente con la muerte prematura de 6.7 millones de personas alrededor del mundo cada año, y la contaminación atmosférica en los exteriores se estima que fue la causa de 4.2 millones de muertes prematuras en el 2019 (World Health Organization, 2022). Esta polución, aunque nos afecta a todos, perjudica especialmente a niños y adultos mayores, cuyos organismos suelen ser más susceptibles a estos químicos dañinos y a sus efectos abrasivos.
¿Qué podemos hacer? Como individuos, lo primero sería reducir el uso de nuestros automóviles y evitar productos derivados de la madera para cocinar o calentar nuestros hogares, estos combustibles suelen tener efectos negativos en nuestra salud, tanto al respirar los gases, como al consumir los alimentos derivados de estas cocciones. Sin embargo, el mayor contaminante es la industria, por lo tanto, es nuestra responsabilidad exhortar a las autoridades y a la iniciativa privada a regular de forma estricta la contaminación resultante del uso de combustibles fósiles, de la industria metalúrgica, petroquímica, textil y ganadera.
Leer también aquí: https://laprensadecoahuila.com.mx/2023/09/24/la-nota-verde/
Comentarios